Formado durante largos años en Italia, Rubens regresó a Amberes en 1609 y muy pronto alcanzó el éxito. Satisfecho, rico, generoso y entusiasta, el artista disfrutó creando sobre temas y formatos dispares.
En su taller, contaba probablemente con más de 100 ayudantes y exportaba pinturas a toda Europa.
La relación libre y provechosa de Rubens con los monarcas, recuerda, sin dudas a la de los grandes maestros del Renacimiento Italiano. Su estilo, que lo convertiría entre 1620 y 1640 en el pintor más solicitado de toda Europa, fue expansivo y carnal. Efectivamente, se suele decir que las colecciones de los príncipes de la época no estaban completas si no contaban con una producción de Rubens