Georges de la Tour (1593-1652)

Solo se conservan unas treinta telas de la producción Georges de la Tour, pero todas tienen la sorpresa como un componente esencial.: el “El recién nacido”, obra ejecutada en 1648, el tema de la maternidad, no recurre a la virgen y el niño sino que describe a una simple madre que mece delicadamente a su recién nacido dormido.

Fascinado por los efectos a la luz de las velas, son características de este pintor las figuras inmóviles o absortas, o bien gestos serenos y lentos estudiados con una calidad poética paciente y conmovedora.

Nicolás Poussin (1594-1665)

La Europa del siglo XVII fue sin duda, un momento de grandes excesos y contradicciones. Mientras la ciencia y la filosofía sentaban las bases de lo que sería las modernas metodologías de la investigación, la corte del Luis XIV, el rey sol, brillaba en el lujo y la extravagancia.

Nicolás Poussin fue, en efecto, un digno representante del arquetipo del artista culto e intelectual. Sus pinturas son la máxima expresión del clasicismo del siglo XVIII, inspirado en el renacimiento italiano.
Sus paisajes, reflejos de la campiña roma, fueron elevados a modelos de armonía universal, imágenes emblemáticas del clasicismo, un movimiento de alta cultura, casi contrapuesto a los motivos violentos y populares de Caravaggio. Los maestros del clasicismo, además de haber sido pintores impecables, debían poseer una cultura humanística que pudiese dar cuenta de motivos literarios, mitológicos, e históricos.

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por Graciela Paula Caldeiro