El libro de las horas
En muchos aspectos, los cambios producidos durante la alta Edad Media fueron el resultado de rápidos cambios en las condiciones sociales. El auge del comercio favoreció la prosperidad de las ciudades. En consecuencia, no solo florecían las cortes sino que ciudadanos y mercaderes opulentos estaban en condiciones de adquirir sus propias obras de arte. Por ejemplo, hacia fines del siglo XV, todo burgués acomodado, aspiraba a poseer su propio libro de las horas. El libro de las horas era un libro que contenía las oraciones que habían de leerse en cada momento del día.
El arte de esta etapa aunque variado en su estilo, mostraba ciertos puntos en común a saber:
El arte sigue desempeñando una función primordialmente religiosa
Se inicia una tendencia reciente a entremezclar aspectos de la vida secular con la vida religiosa. Los detalles profanos comienzan a incluir la expresión de sentimientos que exceden el plano religioso. Se celebra así el realismo, la vida contemporánea. En el famoso libro de las horas del duque de Berry aparecen numerosas escenas destinadas a reflejar el lujo y la elegancia de la vida cortesana. Este libro, fue pintado en el año 1415 por los hermanos Limbourg.
Se mantiene la importancia de lo ornamental. Era frecuente que el fondo de las pinturas fuera de oro, y sobre él se imprimían dibujos con herramientas de fundición especiales mediante un proceso de estampado. A veces, para rellenar el fondo, se utilizaba una ornamentación a base de pequeños rombos o cuadrados regulares.
Por otra parte, la situación del artista comenzó a cambiar gradualmente. En la Edad Media, la mayoría de ellos eran clérigos, pero hacía el final, los artistas seglares se habían incrementado notablemente. Incluso, algunos de ellos alcanzaron la fama y honores por parte de la nobleza. Los hermanos Limbourg que iluminaron el famoso libro de las horas del duque de Berry, eran tan apreciados que se los nombró gentil hombres de la cámara.