Miguel Angel Buonarrotti

Muchos consideran que por la amplitud de su obra fue uno de los artistas que mayor testimonio ha dado de las aspiraciones del Renacimiento Italiano.

Miguel Angel era oriundo de Capresse, en tierras florentinas. Su padre era un magistrado noble venido a menos. Así, desafiando la oposición familiar, se inició en el arte como aprendiz aproximadamente en 1488 a la edad de trece años. Lorenzo el Magnífico, poderosa cabeza de los Médici fue pronto su protector.

De la figura de Miguel Angel, sobrevive el temperamental caracter del artista: su relación con el papado, en particular con Julio II (su primer gran mecenas) estuvo signada por enormes disputas que evidenciaban el orgullo del artista que rivalizaba con el mismo papa.

Así, cuenta Varasi, un historiador italiano del siglo XVI:

"El benigno gobernante del cielo (...) decidió enviar al mundo artista hábil en todas las artes (...) Además, quiso imbuir al artista del conocimiento de la verdadera filosofía moral y del don de la expresión poética, de modo que todos pudieran admirarle e imitarle como ejemplo perfecto de su vida, obra y comportamiento (...) Y, por lo tanto, resolvió que Miguel Angel fuera florentino, a fin de que uno de sus ciudadanos llevara a la perfección absoluta los logros que ya habían dado justa fama a Florencia"

En efecto, los hombres del Renacimiento, consideraban que todo artista debía poseer una verdadera "filosofía moral" en tanto que sus obras debían impartir la visión que el propio artista tenía de la vida. Así, el artista al trabajar con las ideas, las configuraba externamente, las hacía visibles materialmente a través de la pintura, el marmol o la piedra.

La Capilla Sixtina

En 1508, Miguel Angel recibe el encargo de pintar la bóveda de la Capilla Sextina. Semejante empresa resultá aún más admirable si se tiene en cuenta que Miguel Angel, que en un principio había demostrado poco interés por el proyecto, no tardó en despedir a sus ayudante y la pintó personalmente en su totalidad. Se dice que pasó horas tendido de espaldas cerca del techo para poder ver bien lo que estaba haciendo.

En la bóveda Sextina, Miguel Angel pintó una escena imponente que produce un particular efecto intimidador: el gran tamaño de las figura aumenta a medida que se avanza hacia la pared del altar y en parte, como consecuencia del tema. En conjunto, la obra no es más que un notable tributo a la belleza del hombre y a la gloria de la redención mediante la aparición de Cristo en el "Juicio Final" (Obra tardía de Miguel Angel que cubre la pared del altar). El tema no es otro que la historia del mundo desde la creación, atravesando historias del antiguo testamento hasta el advenimiento de Cristo insinuado por medio de profetas y sibilas monumentales que están sentados a ambos lados de la mesa.

La importancia de la obra reside en su escala monumental: el tamaño de las figuras, los cuerpos heroicos parecen desbordar la enorme fuerza e imaginación del genio creador de Miguel Angel.

La Creación

La visión de Dios y el primer hombre según Miguel Angel, es considerada por muchos la "alegoría más sugerente y poética" de la creación del ser humano. El hombre, en efecto es concebido en la obra, como un ser que participa de la divinidad.

El dedo de Dios concentra toda la fuerza terrible de la creación para transmitirla a su criatura y convertirla en lo que es. El detalle aislado de las dos manos resume en sí mismo el misterio de la creación, de la vida humana. Es una interpretación conmovedora de Miguel Ángel, que ha hecho de esta imagen un auténtico patrimonio de la Humanidad.

por Graciela Paula Caldeiro