Hans Holbein, el Joven, adquirió fama y nombre con sus retratos, perteneció a la crisis religiosa de la Reforma, la cual lo obligó a alejarse de su carrera de pintador de retablos en la que sobresalía y buscar refugio en Inglaterra. Allí se convirtió en pintor de la cámara de Enrique VIII.
Sus retratos de los miembros de la familia real, tranquilos y contenidos, al principio meticulosamente detallados y más tarde muy simplificados, revelan un permanente análisis de la personalidad de los personajes representados.