Credibilidad, progreso y consistencia: el realismo alemán

Hacia 1840, el Romanticismo había perdido vigencia en Alemania. Mientras el estilo Biedermeier ofrecía una amable respueta a las exigencias del público burgués en aumento, las clases aristocráticas buscaban una pintura concreta, directa, inspirada en la realidad. Se trataba de la búsqueda de una imagen sólida para la socidad germana.

El realismo alemán gozaba de una identificación cultura y socioeconómica entre los aritistas y el público, a diferencia de lo que se producía en Francia a partir de las provocaciones de Coubert, Daumier y los impresionistas.

Adolf Von Menzel (1815-1895)

Menzel fue el mayor pintor del realismo alemán y un activo protagonista de la cultura europea durante la segunda mitad del siglo XIX. Puede leerse en su evolución personal y artística, el reflejo de lo que fue el mo vmiento realista: origen modesto, trabajos como ilustrador en los comienzos, viajes de estudio a Italia y adhesión posterior a los movmientos revolucionarios de 1848.

En su carrera como profesor de la Acamedia de Berlín es emblemático sus repetidos contactos con el París impresionista, la admiración por el progreso tecnológico y su participación en el crecimiento de poderío alemán, en tiempos de Bismark.

Concierto de flauta de Federico II el Grande en Sanssouci

El crecimiento político, militar y económico de Berlín y de Prusia se alimentó también con la evocación de Gederico el Grande, considerado un auténtico padre de la patria y un modelo de virtudes tanto personales como políticas.

El realismo francés

París va a convertirse durtante el siglo XIX en el centro de los movimientos artísticos, especialmente los pictóricos, los cuales se sucederán cíclicamente a lo largo de la centuria.

Gustave Courbet (1819-1877)

Principal creador del realismo, realizó sus principales creación a partir de la revolución de 1848 en un período relativamente breve. Desde entonces sus motivaciones ideológicas aparecen claras proclamando sus convicciones republicanas y socialistas con el objeto de provocar a la clase burguesa y aún más a los críticos conservadores. En efecto, el realismo de Courbet y de los demás artistas y literatos postrománticos no agradó a la burguesía francesa del segundo imperio. Su enorme poder exónómico le permitía todo tipo de lujos, sin embargo, no olvidaba sus orígentes humildes. Así, la crítica conservadora juzgó que lo vulgar, lo feo y lo obsceno, fruto de la imigación hostil de la realidad, era algo absolutamente reprobable dentro del arte. Pero los realistas venían justamente en esta forma de representación una actitud francamente revolucionaria.
El realismo se expresa así a través de los temas, por lo general de costumbres, alugunas veces de estrícta crítica social, con abundantes retratos y numerosos desnudos, pero también paisajes y naturalezas inertes. No faltarán sin embargo alegorías y simbolismos que enriquecen el profundo sentido de la creación artísitca.

por Graciela Paula Caldeiro